miércoles, 30 de octubre de 2013

Nueve artistas urbanos del norte de España, transforman una nave del polígono de Cacicedo.






 


VIDEO DEL EVENTO: "BE SAVAGE"



El polígono de Elegarcu, en Cacicedo (Camargo), se ha convertido en un lienzo en el que los artistas no usan pinceles, sino decenas de sprays, y se presentan bajo seudónimos. Son Waker, Jank, Okuda, Kero, Kaes, Sebas, Zeman o Sock7. Vienen no sólo de Cantabria, también de Burgos, País Vasco y Londres y alguno, como el santanderino Okuda, ha llegado a destacar de tal manera fuera, en el panorama internacional, que su firma está impregnada en las campañas publicitarias de grandes multinacionales y multitud de colecciones de arte urbano en las mejores galerías de medio mundo. La huella de los nueve creadores con mayor proyección del norte del país cala ya en las paredes de un polígono transformado en cuestión de horas en la primera galería de arte urbano al aire libre.
Desde el pasado viernes, los grafiteros han ido dando forma en los cerca de 700 metros cuadrados de superficie a una serie de diseños pensados para la ocasión e inspirados en tendencias pop, vintage o ethno-chic que a su vez extraen la esencia de Miami, la India o Kenya.
Una transformación multicultural inspirada en iniciativas llevadas a cabo antes en Estados Unidos y otros puntos del país, que ayer celebró su jornada inaugural y tuvo su máxima expectación con la presencia de autoridades y público, que pudieron seguir a tiempo real la evolución de los diseños.
La nave de Chuloo´s en Elegarcu refleja lo que se considera hoy el grafiti, una forma de expresión artística más que, en cambio, es de las que más ha evolucionado, pasando de estar perseguida, por su carácter clandestino y nocturno, a intensamente reclamada y aceptada por las instituciones. Una evolución que ha permitido dejar de mirar con recelo a quienes se esconden bajo esta forma de arte urbano, aunque estos no olviden lo que en ocasiones les ha supuesto su forma de vida.
El santanderino Jaime Carrizo, de 37 años, conocido como Jank, comenzó a plasmar su firma por la ciudad a finales de la década de los ochenta y, con el paso de los años, su arte le pasó factura. «Llegué a ser requerido por un juez pese a que nadie me viera con el spray en la mano. Salí absuelto». A Jank, que hoy día viaja por medio mundo gracias a su trabajo como grafitero, le han llegado a caer hasta cubos de agua. «Me lo tiró una vecina en Santander cuando pintaba una fachada». Y eso que hoy día su obra puede verse en el túnel de Tetuán y por expreso encargo del Ayuntamiento de Santander.
Quien tampoco se imaginaba que el grafiti llegaría a pagar el sueño de su vida es otro santanderino, Óscar San Miguel, más conocido como Okuda. Está considerado una eminencia en el mundo del arte urbano. Tiene galería propia en Bilbao y expondrá en gran formato este año en Estocolmo, Miami y Hamburgo. Licenciado en Bellas Artes –como muchos de los que le acompañan en Elegarcu–, se define como una persona que «no quiere encasillarse». De ahí que su obra recoja distintas influencias a menudo marcadas por las contradicciones.
Ellos, junto a otros seis grafiteros y el diseñador Antonio Fuentes, transformarán por completo la nave durante varias jornadas. Ayer, la jornada inaugural incluyó el reparto de copas de champán, un desfile de modelos, una sesión fotográfica, la música en directo a cargo de la Dj Sunpatrix. El alcalde, Diego Movellán, acudió al acto acompañado de algunos miembros de la Corporación del Ayuntamiento de Camargo. También había representantes del Parlamento de Cantabria, como el diputado y vicepresidente de la Cámara, Luis Carlos Albalá, y la concejala de Empleo del Ayuntamiento de Santander, Gema Igual.

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